Elena fundadora de las FRA
Entre 1910 y 1913-1914 aparecen los rasgos de una intuición vocacional, que será la de las FRA. Elena anota, en momentos de oración más intensa o de intimidad eucarística, aspectos relevantes del “proyecto” que se va delineando, preocupada siempre de no decir nada suyo, sino de permanecer como una “espectadora e instrumento de la obra del Señor”.
Anota por obediencia y entrega las intuiciones al sacerdote Carlo Zamparo, su director espiritual, que la acompañó después del padre Paolo Gradinati. Mientras sucede este misterioso encuentro entre su libertad y la Palabra de Dios, Elena no se aleja de las exigencias de los tiempos, marcados también por eventos muy dolorosos.
Llegan los años de la guerra: Elena se dedica a los soldados y a la población (la villa de Affi es ocupada primero por el ejército, después hospeda a los prófugos de un poblado trentino), pero sin olvidar a las mujeres: es cercana a ellas, que permanecen cultivando el campo, en lugar de sus maridos o padres que están en la guerra. Para apoyarlas funda el periódico “L'amica delle contadine” [“La amiga de las campesinas”] que después la llevará a la constitución de los “Círculos de campesinas”.
Justo en medio de la guerra su director espiritual, el padre Zamparo, le permite vivir las normas FRA. Es grande su alegría.
La Vigilia de la Navidad de 1915 vive el regalo del encuentro con el padre Calabria de quien viene un “seguro reforzamiento para el proyecto y las normas de vida” intuidas y puestas por escrito. Retoma con ánimo reforzado los viajes, las conferencias, las asistencias y las labores de todos los días. El 24 de octubre de 1917 el padre Zamparo le da el permiso tan esperado: podrá hablar de las FRA “a las almas que el Señor le envíe y que Él vea apropiadas”.
Termina la guerra y retoma totalmente el trabajo social. En 1919, por invitación del padre Gemelli y de mons. Olgiati, se inscribe en el Partido Popular. En Azione Muliebre escribe sobre el derecho-deber de la mujer de tomar parte en la vida política del país.